Parece que no existen hasta que aparecen. Quizá la vorágine de este mundo loco y estresado nos catapulta a tales distancias de lo posible, que cuesta pensar que existan otros mundos y ni siquiera otros espacios donde se cultivan las artes relacionadas con el sentimiento. Ya sabemos que el Jazz es puro sentimiento, pero sólo te cuenta o te hacer recordar sólo cosas que tu ya conoces, la música es sentimiento pero es muda. Estos catalanes que en muchas cosas son iguales que nosotros (99%), siempre han tenido esa vocación por el escenario, para contarnos cosas íntimas. Un escenario que puede ser grande o chico, no les importa el tamaño, les importa el público. No les importa lo lejano que se encuentren de su casa, les importa que nos resulten importantes para ellos poder contarnos cosas. No les importa nada, les importa demostrar que pueden demostrarnos. Tienen algo del espiritu oriental, siempre tienen la misma actitud, la de que no les importa trabajar y si lo hacen, lo hacen sin quejarse. Serios, justos de bromas y de ejemplares actitudes. Entre lo posible está el escuchar a estos personajes que vienen de lejos a ponernos un poco al día de sentimientos. Y como "saben de escenarios", se han reunido en torno a un grupo de grandes músicos de jazz, porque a los que como yo, la poesía le resulta lejana e inaccesible, la música de jazz es el caramelo que nos ponen "encima de la mesa" para llevarnos a su terreno. Y la verdad que el resultado es óptimo.
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